junio 12, 2014

Diario Lunar III: Cantos Del Silencio


-"Lupus Lunaris..."-
Bajo la espesa obscuridad del mundo sin rayos platinados dormitaba entre los sueños y la realidad.
Solo son breves segundos en donde te das cuenta que al siguiente instante estas en aquellas lejanas tierras que la mente nunca pone limites para topar.
Fue una ves que, como en esas raras ocasiones, tuve un sueño lucido y nítido; tan real que puedes ver cada uno de los detalles en él y sentirlos como si estuvieras viviendo aquel instante.
Comenzaba a quedarme dormida pero aun podía escuchar como la lluvia que golpeaba mi ventana al lado de mi cama se hacia lenta y desvanecía en ruidos frágiles y vagos sonidos de memorias de aquel día. De un momento a otro ya me había transportado a otro lugar, era un gran bosque, espeso, lleno de silencio humano y con canciones hechas por el viento al rozar con los arboles.
La caminata parecía prometedora y me adentre mas en aquellas zona que conforme avanzaba iba perdiendo la luz de la luna. A tal grado llegue de lejanía que ya no veía mis manos, ni a mi alrededor, ni un camino: me perdí a mi misma en un lugar que aparentemente no tenia retorno. Frente a la situación decidí tratar de dar media vuelta y volver sobre mis paso; camine por mucho tiempo entre la obscuridad y mis pensamientos, se me hacia una eternidad andar por aquel lugar sin siquiera haberme topado con algo.
Una extraña e inexplicable inquietud me invadió poco a poco. Tenia cierta conciencia de que estaba dormida, pero de alguna manera me sentía atada a ese sitio permanentemente. No se en que momento ocurrió que comencé a correr, intentando regresar a lo conocido...en efecto, como se puede vislumbrar, fue en vano.
Ya sin saber que mas hacer mi cuerpo entro en modo automático, pues seguía caminando sin saber a donde dirigirse entre la obscuridad. De pronto pude ver un claro de luz, un pobre y tiritante fragmento de luz parecido a los rayos de la luna y mis ánimos subieron, así, avance mas decidida hasta el lugar de donde procedía.
Durante el recorrido veía como iba aumentando aquel resplandor y las cosas eran visibles. Cuando por fin logre llegar hasta el lugar, un lago abrazado por la fauna en todo su magnificencia, me lleve una sorpresa al ver que no era la luna la que poseía aquella grandeza, sino un lobo. Un hermoso animal color blanco que me miraba fija y profundamente desde una pequeña roca al otro extremo del manto acuífero iluminado ampliamente por la luz que emanaba. Era impactante, magnifico, sentir un frió por aquella luminosidad pero al mismo tiempo sentir una extraña gravedad sobre los hombros, como si todo el universo nocturno cayera sobre uno y quedara suspendido en un placentero trance.
Me acerque poco a poco a donde estaba esta gran bestia, mientras ésta se levantaba de su lugar y no me quitaba la vista de encima. Cada paso que daba mi corazón latía mas fuerte, podía sentirlo, casi agitándose en mi garganta casi con violencia, casi saliendose de mi anatomía, escuchaba tan claramente el flujo de mi sangre y de mi respiración...ahora, sin darme cuenta ya estaba frente al gran can.
Esa conexión, ese fragmento de brevedad y de intercambio de miradas culmino cuando de la nada el lobo, rápida e inesperadamente como se suelen caracterizar, se abalanzo contra mi, y yo, inmóvil, vi petrificada y lenta aquella acción, me atrevo a decir que a la par con esta temporalidad solo cerré mis ojos y sentí como una sensación helada me atravesaba por completo, debilitandome y haciéndome caer de rodillas.
Pasaron quizá unos minutos en el mundo de los sueño. Abrí lentamente los ojos, mi corazón iba reduciendo los latidos poco a poco, pude contemplar que frente a mi ya no estaba ese misterioso ser pero aun existía aquella luz blanquecina que salia, al parecer, detrás mio.
Al estar cerca del lago me aproxime para ver mi reflejo, pero sentía extraño el cuerpo,una rara sensación de pesadez que me hacia mover temblorosamente las piernas y los brazos, gateando llegue hasta la orilla solo para ver otra cosa que me impacto...ya no estaba el lobo, yo me había convertido en él; yo era aquel ser de luz lunar.
Trataba de comprender en ese instante lo que había ocurrido, cuando un ruido hizo que voltease al otro extremo del lago. Entre las sombras vi una figura que se aproximaba hasta el lugar, y cuanto más cerca estaba aquella sombra mas visible era su forma ante mi y entonces pude reconocerla...de lejos, como un deja-vu, era yo la que me aproximaba  al lugar.
En ese instante desperté, ya me encontraba en mi habitación, la lluvia había cesado y las nubes despejaron el paisaje. La luz entraba por las ventanas alumbrando todo a su paso, podía ver todo con bastante claridad. Quise pensar en el porque del sueño, no encontraba alguna respuesta en la pared que miraba así que dirigí mi mirada hacia la ventana, abrí un poco las cortinas y vi fijamente a la luna llena y comprendí que a veces la naturaleza desata sin querer en nuestro inconsciente misterios que conspiran para armar realidades, esas realidades construidas y que llamamos cotidianamente sueños, y algunos de estos se convierten en ideas que aplicamos en la realidad.

3 comentarios:

  1. La naturaleza desata todo ello, ventaja es que también formamos parte de la naturaleza.

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