
Enfermo de la angustia,
Un solitario violinista cuida
Su hermosa melodía.
Resguardado por ángeles inertes,
De piedra construidos,
En un cementerio de entes,
Llora el violinista sueños destruidos.
Con su cuerpo demacrado,
En una tumba enterrado,
Fue muerto en su pasado,
Y su sepulcro yace olvidado.
A luz de luna llena
Silba al viento,
Cual alma en pena,
Su gran tormento.
Mírate,¿Por que sollozas
Tus cantos violinista solitario?
¿No puedes palpar tus lagrimas?
¿No te dedican un rosario?
Me desahogas la alegría,
Me golpeas con tu tristeza,
Con tu singular fisionomía,
Con tu singular belleza.
Suplico al viento de la melancolía,
Suplico al viento de la noche fría,
¡Lleva a este juglar de la sinfonía
Al gran cielo de la armonía!
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